La meditación parece ser un hábito intimidante para las personas que no lo han practicado y creen que se requiere la paz mental de un monje budista para lograrlo, pero realmente es muy simple. La meditación es un hábito que sencillo, pero que solo con una vez que la hagas ya empiezas a recibir sus beneficios, pues nuestro cuerpo y nuestra mente van a la velocidad de nuestra respiración, si respiramos superficial y rápidamente (por ejemplo, teniendo una discusión con alguien o sufriendo un momento de estrés o de ansiedad) o si respiramos de forma lenta y pausada que es cuando iniciamos la meditación. Meditando nos sentimos más calmados, meditando irrigamos más sangre y oxigeno a nuestro cerebro, meditando retrocedemos el proceso de envejecimiento, meditando dormimos mejor, meditando aumentamos nuestra concentración y facilita el fluir con las diferentes tareas del día.
Básicamente hay diferentes tipos de meditación como lo que comentado varias veces en Instagram (@origendoce), pero una de las más sencillas y efectivas es concentrarte en tu respiración. Cuando tu mente inicia a deambular en múltiples pensamientos, no te preocupes, solamente regresa a concentrarte en tu respiración sin culpabilizarte por no lograr mantener tu mente en blanco, recuerda que la función de la mente es pensar.
¿Qué necesitas para meditar?
Algún cojín para sentarte en el piso con tus piernas cruzadas o una silla y un timer. ¿Por qué? Porque es mejor concentrarte en la meditación y que sea una alarma (con un sonido suave) que se indique que es hora de salir de tu estado.
¿Qué hacer?
Es importante que mantengas tu columna derecha y el mentón ligeramente inclinado hacia abajo para que la energía fluya sin problema a través de tus centros de energía y para abrir un poco tu pecho.
Cierra los ojos y no tener distracciones como mascotas o sonidos fuertes del exterior. Así que trata de aislarte lo más que puedas y si es necesario ponte audífonos para escuchar música relajante mientras meditas.
Inicia el timer y empieza a respirar con la boca cerrada, inhala lento, sostén un poco y exhala aún más largo que tu inhalación. Puedes hacerlo inhalando en 5, reteniendo en 4 y exhalando en 8.
Comienza con un tiempo pequeño, unos 10 minutos por día puede ser un excelente inicio.
Es importante que no te juzgues ni tampoco a tu respiración, recuerda que cuando tu mente se conecte con un pensamiento, tú simplemente regresas a tu respiración pausada y profunda.
Los beneficios de la meditación no son permanentes, es decir, debemos mantener esta práctica para obtenerlos, igual que con el ejercicio.
Ten en cuenta que…
Sé flexible contigo mismo y si en algún momento no puedes hacerlo a la misma hora o el mismo tiempo, no te preocupes, puedes cambiarlo, siempre y cuando mantengas el hábito.
Deja a un lado las expectativas respecto a estos beneficios, simplemente fluye con la práctica sin juzgar el proceso, entre más tranquilo estés, mejores los resultados, aunque no te des cuenta. Lo más importante es disfrutarla.